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Showing posts from March, 2008

Un cuento mínimo

Deseo iniciar este blog con un cuento mínimo, uno que aprecio particularmente, y que, como muchas de las cosas de mediano valor que llevo escritas, me fue inspirada en un sueño: SUEÑO DEVUELTO Y entonces me miró, y con ojos enormes, cansados pero satisfechos, me dijo: -¿Dónde anduviste? Te estuve esperando. La joven forastera me confesó que hacía años me esperaba. Dijo que había visto mi rostro en un sueño, tiempo atrás, cuando niña, y que desde entonces aguardaba por mí. En principio no pude creerle. Ella sonreía y sus manos extraviadas no se decidían a estrecharme . Finalmente, luego de desvestirla y amarla, nos dormimos. Entonces tuve un sueño; me encontré en un gran parque sentado sobre el césped, y vi a esta niña de enormes ojos oscuros que me miraba. Me puse de pie y me acerqué hasta ella. -Ten paciencia -le dije-, aguarda hasta crecer, y entonces volveremos a encontrarnos. Por la mañana, al despertar, ella descansaba a mi lado entre las sában

Acerca de este blog

Desde que tengo uso de razón que escribo, hago música y dibujo. No puedo precisar el momento en que comencé con todo esto; me recuerdo escribiendo canciones ya de chico, dando a leer mis cuentos a compañeritos de primaria, haciendo historietas y actuando en obritas que armaba con chicos del barrio. Con seguridad, ya me ocupaba en esto a los nueve años. De antes, imposible acordarme. En la actualidad, ya dejé de dedicar el tiempo necesario a estos amables vicios. Como la mayoría, supongo, echo la culpa de mi limitado compromiso a la falta de tiempo; pero lo cierto es que también soy perezoso. Lo cual, sin embargo, no me impidió acumular una buena cantidad de material en los últimos diez años (aunque en honor a la verdad, la mayoría de este material está inconcluso o es de baja calidad). Nunca me movió el afán de publicar mis cosas. Si hubiese tenido la oportunidad, confieso, lo hubiese hecho; pero es algo que nunca me quitó el sueño, y que, a la larga, acabó sumando a mi estancamiento

La obscenidad de una Hummer

Palabras claves: franquicias diplomáticas, obscenidad, riqueza, fetichismo, Hummer, Chaqueño Palavecino Quiso la casualidad que no me pudiera despegar del fetichismo. Sólo que esta vez, la palabra abandona el ámbito de la economía para pasar al de la sociología y la semiología. Es que todo este asunto de la importación trucha de autos para diplomáticos me dejó pensando en cómo nos relacionamos con los objetos. Los objetos en cuestión, en este caso, serían automóviles; automóviles con una particular característica: valen mucho, pero mucho d inero. Automóviles de lujo. Ahora bien, el lujo consiste en gastar dinero en cosas que no se necesitan. ¿Qué puede motivar a alguien a gastar mucha, mucha plata en objetos que no son realmente necesarios? El principal motivo –al menos en el caso del lujo- podría ser la autoestima: el afán de ser, o de pertenecer. El lujo, en última instancia, es un halago a la estima, ya que nos hace sentir que somos más; o simplemente, que somos. No importa