Hace algunos años me había propuesto escribir toda idea que cruzara por mi mente. La intención era ejercitarme, estar constantemente activo. Duré tan sólo una semana y tres cuentos. Uno de ellos es éste, que aún me agrada, y el cual actualicé trasladando la acción de la selva asiática a la tucumana. Aquí va:
AGUARDANDO EL MEDIODÍA
Aquella noche en la selva tucumana la luna había desaparecido, ahogada tras un manto negro de nubes.
El Dr. Alsina había hecho guardia en el improvisado campamento hasta que su reloj le marcara las tres de la mañana. Eduardo lo había sucedido en la vigilia. Tras un agobiado "buenas noches" se había internado en la oscuridad de su tienda. Había caído dormido. No había soñado, antes de que lo despertaran las sombras y los latigazos penetrándole la espalda.
Fueron un furioso ardor en la cintura y luego en el brazo y luego a lo largo de la pierna y luego le resultó imposible determinar p...