N o es la primera vez que hago referencia a este poder de la música de transformar una situación cotidiana en un momento único, de esos que te hacen piantar un lagrimón. Son esos los momentos que me mueven a traducir alguna letra original al castellano. Mi última experiencia vino de la mano de The Jesus and Mary Chains , una de mis bandas de cabecera. Es cierto que la imperturbable cadencia de TJMC suele ser una compañía inevitable en la ruta, y tan cierto como esto es que su disco más rutero ha sido sin dudas Automatic . Que no extrañe entonces que suela acompañarme las más de las veces en que me subo al auto. Y sin embargo, algo tan de todos los días puede de pronto lograr una de esas conexiones cósmicas que convierten un mero momento en un momento perfecto: noche cerrada y fría, una ruta triste y mojada por un día de lluvias intermitentes, un auto confortable, el resplandor anaranjado del tablero de controles contra el vidrio del parabrisas; soledad, y el golpe cadencioso y melancól