C ambiemos ha logrado asentarse en el terreno de la esperanza [1], ese terreno enmarañado de subjetividad y marcos interpretativos sobre el cual operan con habilidad los medios concentrados. El mero contraste entre la bonanza K y el ajuste M desconoce aspectos retóricos donde el kirchnerismo fracasa y el macrismo todavía triunfa. Es el terreno de las narrativas. Parte de la respuesta a la consolidación electoral de Cambiemos debe buscarse en el diferencial positivo que el relato macrista logra frente al debilitado relato kirchnerista, su principal contendiente discursivo. Lo ‘real’ para los seres humanos está entretejido de memorias pasadas y experiencias presentes, pero nuestras acciones se orientan siempre en torno a una percepción sobre el futuro. Una parte crucial de la disputa política no se da en la materialidad del presente, sino en el terreno más inestable de la utopía. El horizonte utópico del kirchnerismo fue un capitalismo solidario, ordenado a partir de la intervención re