L ógico malestar trajo el bloqueo que impidió la salida del Clarín dominical. Pero más allá de las lecturas políticas para un lado o para el otro, me quedo –como siempre- con un pequeño detalle de esos que saben esconder mucho sentido. A la mañana siguiente al bloqueo, desde una de las radios del multimedios, el periodista Nelson Castro entrevistó a uno de los delegados sindicales que llevaron a cabo la protesta. Tras oír las razones esgrimidas por el mismo, Castro cerró la charla enfatizando que un método de protesta ilegal como el propuesto quitaba legitimidad a sus reclamos . Es decir, que por más justa que sea la demanda, si no se siguen medios legales, la razón es del demandado. De nada sirvió que el delegado hubiese reiterado que el conflicto con el Grupo Clarín lleva más de seis años (¡seis años!), que la empresa los persiguió y los llevó a la justicia sin razón, que la justicia los sobreseyó y que la empresa no los había reincorporado como correspondía; que el Ministerio de Tra