"E scribimos en situación de guerra", nos alertaba Carlos Cullen a comienzo de los '70, en sus primeros aportes para una filosofía de la liberación. La ecuación de entonces estaba tan clara como la del presente: Latinoamérica estaba y continúa estando en disputa. Una disputa honda como las raíces de su historia. Una disputa que no puede reducirse a la tensión entre proyectos económicos antagónicos (liberalismo vs. socialismo/progresismo). La disputa, como supo ver Cullen cinco décadas atrás, es entre proyectos culturales; o, en sus términos, entre proyectos de Nación. Bolivia es hoy la trinchera más nítida para este enfrentamiento. En ningún otro sitio y en ningún otro tiempo histórico vimos a estos dos proyectos latinoamericanos en su forma más arquetípica: por un lado, el proyecto liberal extranjerizador, neocolonial, conducido por castas oligárquicas aliadas con fuerzas extranjeras, apoyadas por la jerarquía eclesiástica y por una clase media occidentalizada intelectua