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Showing posts from November, 2009

Sopa de Champiñones en el HELLinFILM

D urante los últimos días de octubre, en la ciudad de Hellín, España, tuvo lugar el HELLinFILM , un festival de cortometrajes de terror, fantasía y ciencia ficción. En esta edición, el salón de entrada al cine contó con una muestra de cómics de género a cargo de la Revista Exégesis . Por allí anduvo el cómic corto Sopa de Champiñones , que creamos con AntonioHG a comienzo de año. Fue un gusto poder participar; lástima no haberme podido dar una vuelta por ahí. Si no fuera porque está el Atlántico de por medio… Leer el cómic en línea acá . Descargarlo acá .

Efemérides Sci-Fi 05

(cliquear para ver tamaño completo)

Pensamientos usurpados 11: ¿A quién salva el salvataje financiero?

Suelo hablar del rescate financiero porque se trata de un robo en marcha, el mayor atraco de la historia monetaria. Pero hoy quiero enunciarlo con un enfoque diferente: ¿qué pasa si el rescate funciona, si el sector financiero se salva y la economía retoma el curso en el que se encontraba antes del azote de la crisis? ¿Eso es lo que queremos? […] ¿Nuestra tarea será rescatar este barco, el mayor barco pirata que existió, o reemplazarlo por una nave más sólida, con espacio para todos? Uno que no requiera que arrojemos a nuestros vecinos por la borda para salvar a los pasajeros de primera clase. Uno que entienda que la Tierra no tiene la capacidad para que todos nosotros vivamos cada vez mejor, pero sí la tiene para que todos vivamos bien. El capitalismo sobrevivirá a esta crisis, pero el mundo no puede sobrevivir a otro retorno del capitalismo. Naomi Klein, Capitalismo estilo Sarah Palin (en La Nación)

Un alma extraviada (cuento)

Esta es la tercera entrega de mis viejos cuentos de juventud (las explicaciones del caso acá) . Éste en particular, se encuentra entre los cuentos más recientes de la colección, escrito hacia 1999. Aquí va: UN ALMA EXTRAVIADA “Paso del Rey siempre tuvo sus fantasmas...” Olivia Dentch, Las calles y sus nomenclaturas. Se despachó por el bar como acostumbraba después del trabajo. Se sentó en la butaca que había ocupado durante años en el extremo apartado del mostrador y ordenó su vasito Bols del día. Entonces, estimulado y bien sentado se distrajo en contemplar los botellones de color que el sujeto del mostrador se esmeraba en desempolvar. En principio le extrañó que aquel hombre de bigote grueso y despeinado lo tratara como a un desconocido; incluso la ñata Alelí, la vieja que oteaba la vereda desde su silla junto a la puerta, se negó a reconocerle el saludo. Pero lo que lo impresionó profundamente fue descubrirla, así de pronto, tan avejentada. Un tanto perturbado se dirigió a