Suelo hablar del rescate financiero porque se trata de un robo en marcha, el mayor atraco de la historia monetaria. Pero hoy quiero enunciarlo con un enfoque diferente: ¿qué pasa si el rescate funciona, si el sector financiero se salva y la economía retoma el curso en el que se encontraba antes del azote de la crisis? ¿Eso es lo que queremos? […] ¿Nuestra tarea será rescatar este barco, el mayor barco pirata que existió, o reemplazarlo por una nave más sólida, con espacio para todos? Uno que no requiera que arrojemos a nuestros vecinos por la borda para salvar a los pasajeros de primera clase. Uno que entienda que la Tierra no tiene la capacidad para que todos nosotros vivamos cada vez mejor, pero sí la tiene para que todos vivamos bien. El capitalismo sobrevivirá a esta crisis, pero el mundo no puede sobrevivir a otro retorno del capitalismo.
Naomi Klein, Capitalismo estilo Sarah Palin (en La Nación)
E n su 'Genealogía de la Moral', Nietszche proponía la lúcida hipótesis de que las palabras de contenido moral fueron acuñadas por las clases poderosas como un modo de denominarse a sí mismas y de caracterizar sus acciones. Luego, tras la decadencia de esas clases dominantes, las palabras habrían quedado ligadas únicamente a valoraciones morales. Como la mayoría de los ejemplos que da Nietszche provienen del alemán, del inglés o del griego, me tomé el atrevimiento de investigar acerca del origen de los términos ‘bueno’ y ‘malo’ en el castellano. Tal vez mis conclusiones sean apresuradas dado mi escasa (está bien, mi nula) preparación filológica, pero por lo menos, he dado con algunas relaciones sugestivas. A saber: La palabra ‘bueno’ proviene del latín ‘bonus’, que, entre sus muchas acepciones incluye la de ‘rico’, ‘adinerado’. Así parece haber sido utilizada por Cicerón, en “Video bonorum urbem refertam” (“Veo que la ciudad está invadida de ricos” –o, forzando la literalidad...
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Preferí quedarme con esta frase porque sintetiza lo que también ocurre en nuestro país: la desigualdad. La metáfora del barco chico supone un naufragio a la deriva con probabilidades de hundirse. Sin embargo, en éste barco no se desagota agua para mantenerlo a flote, sino que se desagota a la gente para estabilizar una economía; mediante ajustes, inflaciones devaluaciones, achique de gasto público y pagos a entidades financieras con intereses usureros. Por desgracia, quizás sea nuestro amargo designio, ser testigos de una fenomenal sociedad de características asimétricas (de la que habla Klein) de algunos mega-ricos y de millones de desesperados. Pero éste contexto que en nuestro país es aún más desolador y no ameríta ser descripto ya que supone la misma realidad vista desde el plano de millones de oprimidos (Klein lo menciona de otro modo), se ha agudizado aún más a raiz de una política de desindustrialización aberrante generadora del más vasto desempleo, marginalidad y economía de magra subsistencia. Mejor no mencionar el pago de usa deuda externa insoslayable que preserva, de alguna manera, éste status quo capitalista jamás antes visto en la historia. Un saludo.
Y como siempre, gracias por tomarte un tiempo para compartir tus muy interesantes comentarios.