Llega el 2010.
Resulta que existe un proyecto para seleccionar un nuevo símbolo para esta fecha patriótica. Por supuesto, este nuevo símbolo habrá de ser clavado en la ciudad de Buenos Aires (desbancando al ya vetusto obelisco). Esto no debería asombrar. La buena noticia es que los proyectos seleccionados se darán a conocer para que sea la población la que elija el de su agrado. Esto, en apariencia, luce como un gesto de reconocimiento e integración: la nación que elige por votación democrática el monumento que la representará por otros cien años. Ahora bien, ¿cómo votar? Esto es lo que se lee en las bases del proyecto:
“[Los proyectos seleccionados] serán exhibidos públicamente en el shopping Abasto de
¿Desea participar de la votación? Bueno, acérquese al Abasto. ¿Qué vive muy lejos? Tómese un tren. ¿Que vive más lejos todavía? ¿Que nuestro país es largo y extendido? ¿Que también tiene derecho a votar poque de sus bolsillos también saldrá la financiación para este megaproyecto? A ver, preguntemos: ¿Hay alguna forma alternativa de participar, de votar democráticamente, que no implique acercarse hasta el shopping? ¿Carta? No. ¿Teléfono? No. ¿Internet? Tampoco. Pero seamos sinceros, ¿hace falta? Para qué. Quédese tranquilo en casa, ¿para qué molestarse?, trague su fastidio acostumbrado y deje que en la capital se encarguen del tema, que acá estamos acostumbrados a tomar todas las decisiones que afectan e interesan al resto del país. El proyecto que resulte elegido, después de todo, servirá como claro símbolo de todo lo que pasó en estos doscientos años, de todo lo que cambió y de todo lo que no tiene miras de cambiar.
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[1] Todavía queda la duda si deberíamos festejar el bicentenario en el 2010 o en el 2016. Después de todo, la verdadera declaración de independencia fue aquella firmada en Tucumán, por todas las provincias unidas.
Comments
Además, algunos proyectos son bastante buenos, pero otros estan bien feos... para que quiero un montón de pantallas?
Hay que recordar que un monumento debe ser emblemático e incónico, pensemos en los monumentos del mundo: Torre Eiffel, torre inclinada de Pisa, Pirámides de Egipto, Estatua de la Libertad, Obelisco... ¿Pero cómo se supone que un montón de pantallas van a aparecer en una postal de Buenos Aires, o en folletos y fotos de recuerdos de la ciudad? Sin mencionar otros proyectos...
Teniendo en cuenta cómo solemos desentendernos de los monumentos, y lo altos costos de los sistemas electrónicos (y si no, recordar la Floralis Genérica) yo me conformaría con algo que requiera del menor cuidado posible.