Hacía ya sus buenos años que no volvía a escribir poesía. De hecho, llegué a pensar que éste era un género agotado para mí. Durante el verano, sin embargo, la poesía volvió, así como si nada. Esta vez en forma de una muy extensa narración poética de ciencia ficción (sí, aunque parezca aberrante). Su título: Venus-Mercurio-Sol. Lo increíble es que este trabajo me mantuvo (y me mantiene) en un más que intenso ‘estado de ánimo poético’. No recuerdo otra experiencia literaria personal tan potente y movilizadora, una conexión tan profunda y –si pudiera ponerle un nombre- tan cósmica. Claro que esto no supone que el resultado pueda ser del agrado de alguien; pero uno no escribe para agradar sino por impulso. Así que quise compartir unos fragmentos de esta obra en proceso que me tiene tan absorbido. Aquí van dos ‘cantos’ de la primera parte:
VENUS – MERCURIO – SOL
FASE 1: VENUS
Protocolo 1.0: Desde la osada penumbra me llega
Desde la osada penumbra me llega
El grito de la lluvia
Con sus relámpagos púrpuras
Y sus nubes de sustancias vomitivas.
Desde la osada penumbra se sacuden
Las paredes de mi celda.
Sin puertas ni ventanas,
Sin esperanza de entrada o de salida.
Ni siquiera una tímida rendija
Por donde pueda colarse el verdor de estas tierras,
Mi nuevo hogar de exilado.
Verdor que es al verdor un insulto.
Que no el verdor vegetal
Que asalta el aire con su fragancia de hidratos y de oxígeno.
Ni el verdor mineral de la malaquita
Crujiente bajo las botas de montaña.
Ni aquél, verdor vital del océano,
Que en las adormiladas playas del caribe
Lame los pies quemados y curtidos
Por un sol pequeño, tibio y bondadoso.
Ni ninguno de los verdores de la Tierra, mi planeta,
Olvidado y lejano ya, aunque se encuentre a la vuelta.
Desde la osada penumbra de mi celda
Es otro el verdor que se me niega.
El verdor sulfúrico de una atmósfera viciada,
Carcomida por la lepra química que todo lo corroe,
Que todo lo destruye.
Aquí donde me muero –pues he de morir, en el exilio-
Aquí los dioses y los hombres no han dejado su huella.
Aquí donde mi jaula hermética ha caído,
Entre montes sin nombre y planicies ignoradas,
Entre vapores pestilentes y sueños fundidos al calor
Descomunal de un mundo sin sed ni hambre,
Aquí, en este planeta moribundo y terrible,
En Venus,
Los vapores del alba y de la noche,
Los vapores de la tarde y del día,
Son el polvo inasible que sellará mi sarcófago,
Esta tumba de metal sin costuras,
Un cubo perfecto en el que apenas logro moverme
Y del que nunca lograré salirme.
Solo y abandonado,
Sin agua ni comida,
Sin ánimo de vida
En cuatro o cinco noches, estimo,
Habré de morirme.
[…]
Protocolo 1.5: Veo, Venus, tus valles intestinos
Veo, Venus, tus valles intestinos,
Regados de pedrisco y de metales
Que asaltas con tus fuegos vespertinos
Que abrazan y trituran minerales,
Mientras tejes con dedos fantasmales
Hilachas de vapores alcalinos.
Oh, Venus, diosa del amor, me intrigas
Con tu cielo abatido y oxidado.
Con tu aliento mórbido me castigas
Y me alejas de tu tacto añorado.
Si hubo amor en vos, ya quedó olvidado,
Pues de amor no has guardado ni las migas.
Venus, sólo hallo muerte en tus quebradas.
Oh, Venus, no hay más que odio en tu semblante.
Y hundido entre en tus cumbres escarpadas
No hallo alegría o ilusión restante,
Tan sólo este calor avasallante
Que destilan tus furias liberadas.
[…]
Comments
Realmente, hermoso!.
Saludos.