Cuando Antonio HG me propuso hacer una historia de vampiros metafóricos, confieso que la idea no me convenció del todo. Mi afecto por los vampiros como personajes es poco menos que nula. Pero igualmente nos tomamos el tiempo de discutir algunas posibles variaciones hasta que finalmente surgió el interesante esquema de este cómic, que también se enmarca dentro de la temática 'fin del mundo' propuesta por la revista Exégesis. Una aclaración: no me hago cargo por el rostro del vampiro (una exigencia del dibujante -quien tuvo que devolver la gentileza en 'La última espera', por cierto); en fin, toda semejanza con la realidad, es mera coincidencia:
T enía 17 años cuando tomé la decisión de escribir con asiduidad. De aquella época guardo en mi computadora una carpeta titulada Primera etapa , con un puñado de cuentos escritos entre 1993 y 1995, y que desde el 2000 a esta parte tenía prácticamente olvidados. Durante años, estos cuentos me avergonzaban por su ingenuidad; cuando los escribí, sin embargo, era otra persona y ya no los siento propios. Esto me permitió volver a ellos con menos prejuicios, y hoy creo que se merecen un mejor final que morir arrumbados en un disco rígido ya bastante repleto de cosas olvidadas. Así que decidí revisar toda esta serie -y disimular sus más claras imperfecciones- para publicarla en este blog. Se trata de unos diez cuentos vagamente entrelazados, y mi intención es publicar uno nuevo cada dos semanas, sin ningún orden definido. El primero es el que da nombre a la serie, que había llamado Cuentos de un perro triste. De modo que empecemos: EL PERRO TRISTE Nadie se había puesto de acuerdo en un nombre...
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