El Gobierno representativo hizo posible una ordenada sucesión sin la existencia de dinastía hereditaria. Abrió canales de comunicación entre las capas superiores y las inferiores de la sociedad. Proporcionó el terreno en que podrían reconciliarse pacíficamente las diferencias entre los distintos grupos.Ligado al predominio de la mayoría y a la idea de “un hombre, un voto” ayudó a los pobres y débiles a obtener beneficios de los técnicos del poder que dirigían los motores integracionales de la sociedad. Por estas razones, la expansión del Gobierno representativo constituyó, en conjunto, un humanizador paso adelante en la Historia.
Pero desde el principio mismo defraudó sus promesas. No obstante su definición, jamás llegó a ser controlado por el pueblo. [...]Si contemplamos la fábrica de leyes global, con sus periódicas votaciones, nos encontramos ante un clásico procesador intermitente. Al público se le permite elegir entre candidatos en épocas estipuladas, después de lo cual, la “máquina de democracia” formal queda desconectada de nuevo.
Contrasta esto con la continua corriente de influencia que emana de diversos intereses organizados, grupos de presión y buhoneros del poder. Enjambres de cabilderos de corporaciones y de agencias, departamentos y ministerios gubernamentales testifican ante comités, participan en jurados selectos, asisten a las mismas recepciones y banquetes, brindan unos con otros, con cócteles en Washington, con vodka en Moscú, llevan información e influencia de un lado a otro y afectan así al proceso de toma de decisiones de manera continua.Alvin Toffler (1981) La Tercera Ola.
E n su 'Genealogía de la Moral', Nietszche proponía la lúcida hipótesis de que las palabras de contenido moral fueron acuñadas por las clases poderosas como un modo de denominarse a sí mismas y de caracterizar sus acciones. Luego, tras la decadencia de esas clases dominantes, las palabras habrían quedado ligadas únicamente a valoraciones morales. Como la mayoría de los ejemplos que da Nietszche provienen del alemán, del inglés o del griego, me tomé el atrevimiento de investigar acerca del origen de los términos ‘bueno’ y ‘malo’ en el castellano. Tal vez mis conclusiones sean apresuradas dado mi escasa (está bien, mi nula) preparación filológica, pero por lo menos, he dado con algunas relaciones sugestivas. A saber: La palabra ‘bueno’ proviene del latín ‘bonus’, que, entre sus muchas acepciones incluye la de ‘rico’, ‘adinerado’. Así parece haber sido utilizada por Cicerón, en “Video bonorum urbem refertam” (“Veo que la ciudad está invadida de ricos” –o, forzando la literalidad...
Comments