Sabella arroja la moneda al aire una y otra vez, sus dedos temblorosos y mojados. Busca las palabras, sin animarse a mirar a sus jugadores a la cara. Un sudor copioso le recorre la frente.
SABELLA: Chicos, ustedes saben que una defensa sólida es fundamental para mí.
MESSI (súbitamente hablador tras un sorbo de cahipiriña): Pero, Alejandro, vos sabés que a mí no me sale jugar así. No es lo mío.
SABELLA: Pibe, ¡pero si sos el mejor jugador del mundo!
MESSI: Sí, pero no sé jugar a cualquier cosa. ¿Qué te pensás, que soy Maradona?
SABELLA: Es que… si pongo toda la carne al asador en la delantera, corremos el riesgo de que nos vacunen en cualquier momento.
MESSI (tras un segundo sorbo de cahipiriña): A mí me enseñaron que el fútbol no es evitar que te ganen; ni siquiera es hacer todo para ganar… El fútbol es tratar de meter más goles de los que te van a meter a vos.
SABELLA: Eh… Esa yo no me la creo. Hice como que me la creía hasta ahora, pero nunca me la creí.
MESSI: Bueno, ¿qué hacemos al final? ¿Jugamos como vos querés o como queremos nosotros?
La moneda en la mano de Sabella vuelve a girar en el aire y cae resonando contra el suelo: seca.
SABELLA: Está bien, pibe. Salgamos a meter goles. Y que sea lo que Dios quiera.
SABELLA: Chicos, ustedes saben que una defensa sólida es fundamental para mí.
MESSI (súbitamente hablador tras un sorbo de cahipiriña): Pero, Alejandro, vos sabés que a mí no me sale jugar así. No es lo mío.
SABELLA: Pibe, ¡pero si sos el mejor jugador del mundo!
MESSI: Sí, pero no sé jugar a cualquier cosa. ¿Qué te pensás, que soy Maradona?
SABELLA: Es que… si pongo toda la carne al asador en la delantera, corremos el riesgo de que nos vacunen en cualquier momento.
MESSI (tras un segundo sorbo de cahipiriña): A mí me enseñaron que el fútbol no es evitar que te ganen; ni siquiera es hacer todo para ganar… El fútbol es tratar de meter más goles de los que te van a meter a vos.
SABELLA: Eh… Esa yo no me la creo. Hice como que me la creía hasta ahora, pero nunca me la creí.
MESSI: Bueno, ¿qué hacemos al final? ¿Jugamos como vos querés o como queremos nosotros?
La moneda en la mano de Sabella vuelve a girar en el aire y cae resonando contra el suelo: seca.
SABELLA: Está bien, pibe. Salgamos a meter goles. Y que sea lo que Dios quiera.
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