“Mientras las tropas insurgentes marchaban hacia la muerte, resistiendo el asalto furibundo de los cosacos de Denikin, los regimientos bolcheviques invadieron la región del norte, atacando a los majnovistas por la retaguardia. Al invadir los poblados, los bolcheviques apresaron a los militantes anarquistas y los ejecutaron; destruyeron las comunas libres y otras organizaciones similares. Trotsky, que había llegado a Ucrania por esta época, tuvo un papel fundamental en este ataque. Es posible imaginar cómo debió sentirse al descubrir una región perfectamente independiente; al oír el lenguaje libertario de los pobladores, que desconocían su poder; al leer los periódicos en los que esta gente hablaba de él sin respeto ni temor, solo como un funcionario más del Estado. Trotsky, que se encaminaba a barrer con el anarquismo de Rusia con “escoba de hierro”, solo pudo haber experimentado un odio ciego propio de los estatistas de su tipo. Su odio se expresa en toda una serie de órdenes dictadas contra la Majnovchina. [...] ¡Qué visionarios habían sido los campesinos de Gulyai-Polye dos meses atrás, cuando, en su famosa réplica a Dybenko, prácticamente predijeron estas órdenes! Sin rodeos, habían dirigido a los bolcheviques las siguientes preguntas:
‘¿Pueden existir leyes escritas por unos pocos, autoproclamados revolucionarios, que declaren la ilegalidad de todo un pueblo que es más revolucionario que ellos?’ [...]
‘¿Existe acaso una ley’, se preguntaron los insurgentes de Gulyai-Polye, ‘que permita a un revolucionario aplicar las penas más severas contra una masa revolucionaria a la que dice defender, simplemente porque esta masa ha conseguido aquello que la Revolución les prometió, libertad e igualdad, sin su permiso?’ [...]
‘¿Acaso las leyes de la Revolución ordenan fusilar a un delegado porque este decide obedecer el mandato de la masa revolucionaria que lo eligió?’
Los artículos 3 y 4 de la orden de Trotsky declaraban que no solo los delegados que cumplieran su mandato, sino incluso aquellos que no hubiesen comenzado a cumplirlo, debían ser arrestados y llevados ante el Tribunal Militar Revolucionario del Ejército, lo que significaba que serían fusilados (como de hecho ocurrió con Kostin, Polynin, Dobrolyubov y otros).”
Peter Arshinov (1923) History of the Makhnovist Movement (1918-1921).
‘¿Pueden existir leyes escritas por unos pocos, autoproclamados revolucionarios, que declaren la ilegalidad de todo un pueblo que es más revolucionario que ellos?’ [...]
‘¿Existe acaso una ley’, se preguntaron los insurgentes de Gulyai-Polye, ‘que permita a un revolucionario aplicar las penas más severas contra una masa revolucionaria a la que dice defender, simplemente porque esta masa ha conseguido aquello que la Revolución les prometió, libertad e igualdad, sin su permiso?’ [...]
‘¿Acaso las leyes de la Revolución ordenan fusilar a un delegado porque este decide obedecer el mandato de la masa revolucionaria que lo eligió?’
Los artículos 3 y 4 de la orden de Trotsky declaraban que no solo los delegados que cumplieran su mandato, sino incluso aquellos que no hubiesen comenzado a cumplirlo, debían ser arrestados y llevados ante el Tribunal Militar Revolucionario del Ejército, lo que significaba que serían fusilados (como de hecho ocurrió con Kostin, Polynin, Dobrolyubov y otros).”
Peter Arshinov (1923) History of the Makhnovist Movement (1918-1921).
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