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Derechos caducados

Entre las razones que se vienen esgrimiendo en contra de la nueva ley de medios, que vendría a cercenar el poder monopólico de ciertos grupos económicos, se ha oído a varios políticos y empresarios sostener que esta ley es injusta porque no tiene en consideración los ‘derechos adquiridos’ por las empresas, algo de lo cual debería hacerse cargo el Estado (por ejemplo, acá). Se trata de una propuesta realmente fantástica. Desde esta concepción se supone que al momento de legislar debe pensarse en el bolsillo de los viejos beneficiados, y no, en realidad, en el mal que la ley viene a corregir.

En realidad, esta postura no hace sino defender el monopolio mediático considerándolo un ‘derecho adquirido’ (¡derecho al monopolio?). Llevando esta lógica al extremo, uno podría preguntarse qué hubiese ocurrido si al momento de suprimir la esclavitud se hubiesen tenido en cuenta los derechos adquiridos que los esclavistas. O si en vez de sancionar derechos para los trabajadores se hubiese pensado en los derechos adquiridos de los empresarios. Habría que avisar a estos legisladores que toda ley posee siempre cierto carácter correctivo. Toda ley, de modo explícito o no, se plantea como una forma de limitar acciones que se consideran incorrectas. Defender un principio de ‘derecho adquirido’ equivale a rechazar el principio de ‘cambio’ como forma de corrección y de superación social [1].

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[1] Después de escribir esta opinión, encontré un artículo que esgrimía razones similares, y hasta idénticos ejemplos, acá.

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El origen de lo ‘bueno’ y lo ‘malo’

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