Lionel Messi gana 270 pesos por minuto jugando al deporte más aburrido y más presuntuoso que ha conocido la humanidad en su larga historia. Para ponerlo en perspectiva: Messi cobra, en dinero, cada diez minutos, lo mismo que un docente argentino recibe, en dinero, por su trabajo de todo un mes. Lo que significa, blanco sobre negro: cada dos horas Messi gana el salario de un año de un maestro con doble turno. O, más preciso todavía: en menos de tres días ese jugador de fútbol recibe el equivalente a toda la vida de trabajo, más de treinta años, de un profesor de escuela secundaria. Al mismo tiempo (o, si se prefiere, en el mismo mundo) los pibes de la villa Tranquila matan y se hacen matar por un billete de cinco pesos, lo que Messi percibe en cada segundo que transcurre de su agitada existencia. Cinco pesos alcanzan para dos o tres pequeñas dosis de paco. (…)
Luis Bardamu, en Mínimas
E n su 'Genealogía de la Moral', Nietszche proponía la lúcida hipótesis de que las palabras de contenido moral fueron acuñadas por las clases poderosas como un modo de denominarse a sí mismas y de caracterizar sus acciones. Luego, tras la decadencia de esas clases dominantes, las palabras habrían quedado ligadas únicamente a valoraciones morales. Como la mayoría de los ejemplos que da Nietszche provienen del alemán, del inglés o del griego, me tomé el atrevimiento de investigar acerca del origen de los términos ‘bueno’ y ‘malo’ en el castellano. Tal vez mis conclusiones sean apresuradas dado mi escasa (está bien, mi nula) preparación filológica, pero por lo menos, he dado con algunas relaciones sugestivas. A saber: La palabra ‘bueno’ proviene del latín ‘bonus’, que, entre sus muchas acepciones incluye la de ‘rico’, ‘adinerado’. Así parece haber sido utilizada por Cicerón, en “Video bonorum urbem refertam” (“Veo que la ciudad está invadida de ricos” –o, forzando la literalidad...
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Un abrazo.