Tengo la penosa costumbre de adjuntar una tira cómica con las instrucciones de cada actividad que doy en el profesorado. De aquí que haya pasado más de tres años intentando dar con alguna buena tira sobre Beowulf. Finalmente, y como también tengo la penosa costumbre de escribir cómics, tomé la no menos penosa decisión de intentar mis propias tiras sobre el poema anglosajón. Ciertamente penoso, ¿verdad? En fin, además de pedir disculpas por adelanteado, permítanme hacer algunas aclaraciones preliminares:
- No se supone que esto sea de interés para aquellos que no han leído el viejo poema anglosajón.
- No se supone que esto sea comprensible para aquellos que no han leído el viejo poema anglosajón (las películas no valen, lo siento).
- No se supone que estas tiras traducidas tengan el encanto de las versiones en inglés (que se pueden leer acá).
- Sí se supone que esto sea gracioso (ahora bien, de ahí a que lo sea, eso ya es otra cosa).
Comments
Aunque me temo que el público al que te dirgies es un tanto restringido. Beowulf cuenta con una masa flotante de lectores ligeramenmte inferior a, qué se yo... Stieg Larsson. Una lástima que sea así, por cierto.
PS: El 'word verification' de estos comentarios me exige que escriba 'ingles' en una casilla de dudosa reputación. Lo haré por deferencia a las costumbres de la casa... ¡sin que deje de parecereme una grosería tan propia de la ralea de los poetas!
Humor intelectualoso y de élite, si se me permite. Como aquel chiste que decía:
-A Berlusconi le dicen 'Escuela de Frankfurt'.
-¿Por qué?
-Porque tiene todos los libros de Adorno.
Muchos anglosajones leen el Beowulf... ¿pero cuántos lo recuerdan tras la prueba en la escuela? Este es el bonito mundo en el que vivimos.
Nunca olvidaré cuando hace años hice un comentario inocente sobre Dante al salir del instituto y una amiga se quedó mirándome raro. "¿Qué dices? Pero si Dante es mi calle...".
Igualmente, dejame que te diga que la educación ha evolucionado bastante. Es cierto que antes lo mismo que mencionás del Beowulf ocurría con el Quijote o el Martín Fierro. Nadie los recordaba al terminar el secundario. Pero es menester señalar que nuestro honroso sistema educativo hace años que descubrió una solución al asunto. Ahora, ya ni siquiera se leen estas cosas. El olvido ha quedado desterrado para siempre de nuestras aulas.
Muy buenas tiras, un gran sacudón de manos.