Querido Presidente Obama:
Nada que no sepa, pero déjeme que se lo diga: el mundo es un lugar raro. En mis años de juventud hubiese dicho ‘alocado’, pero eso era cuando creía que ser alocado estaba bueno y me lamentaba por no serlo.A lo que voy es, ¿alguna vez se pone a pensar en cómo llegó hasta donde llegó? Y no me refiero al salón oval, aunque sin dudas esa también es una historia rara de por sí.Después de todo, usted era líder comunitario y profesor constitucionalista, y si se detiene a pensarlo un segundo, mire dónde terminó: está usando drones para asesinar a gente a la que usted selecciona personalmente como blanco. Y no sólo ha estado a cargo de la inverosímil guerra robótica en Pakistán, Somalía y Yemen, sino que además la ayudó a crecer y evidentemente considera extenderla a Mali, y tal vez incluso a Libia. […]Entiendo que los seres humanos somos terribles prediciendo el futuro. Igualmente, si yo le hubiese dicho allá por el 2003 que, frente al desgaste de un gobierno criminal, votaríamos a un abogado constitucionalista para la Casa Blanca como ‘candidato pacificador’ y que éste haría lo que usted viene haciendo hasta ahora, no me lo hubiese creído, ¿no es así? Y si le hubiese dicho que ése sería usted, le apuesto lo que sea a que se hubiese reído hasta más no poder. […]
Tom Engelhardt (11 de diciembre de 2012) “The Barack Obama story.” Le Monde diplomatique-English edition.
E n su 'Genealogía de la Moral', Nietszche proponía la lúcida hipótesis de que las palabras de contenido moral fueron acuñadas por las clases poderosas como un modo de denominarse a sí mismas y de caracterizar sus acciones. Luego, tras la decadencia de esas clases dominantes, las palabras habrían quedado ligadas únicamente a valoraciones morales. Como la mayoría de los ejemplos que da Nietszche provienen del alemán, del inglés o del griego, me tomé el atrevimiento de investigar acerca del origen de los términos ‘bueno’ y ‘malo’ en el castellano. Tal vez mis conclusiones sean apresuradas dado mi escasa (está bien, mi nula) preparación filológica, pero por lo menos, he dado con algunas relaciones sugestivas. A saber: La palabra ‘bueno’ proviene del latín ‘bonus’, que, entre sus muchas acepciones incluye la de ‘rico’, ‘adinerado’. Así parece haber sido utilizada por Cicerón, en “Video bonorum urbem refertam” (“Veo que la ciudad está invadida de ricos” –o, forzando la literalidad...
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