La mayoría de los argentinos eligió a Macri. Un candidato, hay que reconocer, que siempre atentó desde el discurso y la acción contra cierto ‘sentido común republicano’ generalmente aceptado por buena parte de la población y de la dirigencia argentina. Es de suponer, entonces, que muchos de sus votantes no piensan como él en aspectos relevantes de la política nacional. Pero aún así le cedieron su voto:
Macri recibió el voto de buena parte de la población preocupada por la corrupción. Aún cuando él mismo avaló en la Ciudad un millonario sistema de desviación de fondos públicos a través de publicidad fantasma, del mismo modo que avala, ya judicialmente, ya a través de sus legisladores, abusos empresariales como el bloqueo de calles públicas por Clarín o la fuga de capitales a través del HSBC. Aún cuando el propio Macri tenga en su haber más de doscientas denuncias y una causa judicial que lo convertirá en el primer presidente procesado de la historia argentina.
Macri fue votado por gente que cree que hay que mejorar la gestión de lo público. Aún cuando fue el gobierno de la Ciudad el que adquirió con sobreprecio vagones de subte usados que, como se descubriría luego, ni siquiera entraban en las vías. Aún cuando Macri triplicó la deuda externa de la Ciudad, lo que corre el riesgo de multiplicarse más aún en caso de una devaluación como la que proponen sus economistas.
Marci fue votado por docentes de todas partes del país. Aún cuando su gestión en la Ciudad llevó al achicamiento de la educación pública y a un crecimiento de la educación privada. Aún cuando el candidato expresó su preocupación por la apertura de más de una decena de nuevas universidades a lo largo del territorio nacional con una racionalidad pedagógica digna de atención: “¿Qué es esto de universidades por todos lados? Obviamente, más cargos para nombrar.”
Macri fue votado por científicos. Aún cuando las propuestas económicas de sus asesores más conocidos fueron las que llevaron al desmantelamiento del aparato de investigación en los noventa. Aún cuando el propio candidato declarara (a pocas semanas del lanzamiento del primer satélite de comunicaciones argentino) que la inversión en investigación era un gasto inútil. Literalmente: “Hay mucho despilfarro. Nunca vi un gobierno que malgaste tanto los recursos. Hacen empresas tecnológicas que no hacen falta, se generan empresas satelitales que no funcionan...”
Macri fue votado por empresarios de la pequeña industria. Aún cuando sus economistas de cabecera vienen anunciando la necesidad de una súbita devaluación que encarecería el costo de los insumos importados aumentando el valor de los productos, lo que complicaría las ventas en el mercado interno en medio de una crisis internacional que tampoco haría viable la salida al mercado global. Aún cuando esos mismos economistas deslizan la posibilidad de una apertura irrestricta a las importaciones, lo cual también pondría en riesgo la capacidad de la industria nacional de competir contra precios mucho más bajos.
Macri fue votado por millones de trabajadores asalariados. Aún cuando sus economistas vienen anunciando una devaluación abrupta que licuaría el poder adquisitivo y un cese de paritarias que terminaría con la actualización anual de los salarios. Aún cuando su vicepresidenta acaba de declararse en contra de los subsidios que alivian el presupuesto de los trabajadores diciendo que “no podemos estar pagando la luz, el gas y hasta el transporte como lo estamos pagando.” Aún cuando Macri sea un vocero declarado del estáblishment empresarial, ante quienes ha dicho, hace poco más de un mes, que pondría su gabinete a disposición para acordar las políticas económicas. Aún cuando Macri haya sido quien, en los noventa, dejó una de las frases más profundamente dolorosas para un trabajador, una frase cargada de cinismo y de desprecio de clase: “Tenemos que encontrar un encuadramiento ético en el cual cada uno esté dispuesto a cobrar lo mínimo que le corresponde por lo que hace.”
Macri fue votado por comerciantes minoristas. Aún cuando su subsistencia se encuentra atada a la capacidad de consumo que se vería afectada por las políticas de ajuste salarial y enfriamiento de la economía que parecen sugerir los economistas del macrismo.
Macri fue votado por gente preocupada por la delincuencia y la inseguridad. Aún cuando las políticas económicas que proponen sus asesores van camino al achicamiento del mercado interno, al cierre de fábricas, a los despidos y a la desocupación y marginación que están en la raíz del problema de la inseguridad.
Macri fue votado por buena parte de la clase media que sufrió el corralito. Aún cuando lo acompañan muchos de los políticos y economistas involucrados en las políticas de ajuste y endeudamiento que llevó a cabo la Alianza y que terminaron en el propio corralito. Aún cuando es el propio Cavallo el que apoya las medidas que seguirá su nuevo gobierno: “Lo veo a Macri trabajando bien, tiene muy buenas propuestas, el mejor equipo y es una buena alternativa.”
Macri fue votado por gente que cree en la defensa de la soberanía nacional. Aún cuando sus economistas propongan la vuelta al FMI y la aceptación ciega de los marcos regulatorios de otras jurisdicciones, como ocurrió tras la detención de la Fragata Libertad, o tras el fallo del juez Griesa, momento en que Macri alertó que había que pagar a los Fondos Buitres o crecería el desempleo (que en realidad terminó disminuyendo).
Macri fue votado por ex combatientes de Malvinas y mucha gente que desea ver las islas finalmente recuperadas del colonialismo británico. Aún cuando el referente de política exterior del macrismo anticipó que se desmontaría la Secretaría de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas por considerarla innecesaria, y se propondría un acercamiento más amigable al Reino Unido, donde el conflicto por las Malvinas saliera del primer plano.
Macri fue votado por gente que cree en la importancia de los derechos humanos. Aún cuando él haya tildado a estas políticas de “curro”, y a los juicios contra torturadores y asesinos de “revanchismo.”
Macri fue votado por gente beneficiada por las políticas de inclusión del kirchnerismo que el macrismo no apoyó, como la recuperación de las AFJP, la Asignación Universal por Hijo y las leyes de matrimonio igualitario, de igualdad de género y de fertilización asistida.
Toda esta gente con todos estos intereses contrapuestos a las políticas declamadas por Macri han aceptado cederle su voto. Ahora queda entender por qué, y cómo se resolverán estas contradicciones al interior del voto macrista una vez que se inicie su mandato.
Macri recibió el voto de buena parte de la población preocupada por la corrupción. Aún cuando él mismo avaló en la Ciudad un millonario sistema de desviación de fondos públicos a través de publicidad fantasma, del mismo modo que avala, ya judicialmente, ya a través de sus legisladores, abusos empresariales como el bloqueo de calles públicas por Clarín o la fuga de capitales a través del HSBC. Aún cuando el propio Macri tenga en su haber más de doscientas denuncias y una causa judicial que lo convertirá en el primer presidente procesado de la historia argentina.
Macri fue votado por gente que cree que hay que mejorar la gestión de lo público. Aún cuando fue el gobierno de la Ciudad el que adquirió con sobreprecio vagones de subte usados que, como se descubriría luego, ni siquiera entraban en las vías. Aún cuando Macri triplicó la deuda externa de la Ciudad, lo que corre el riesgo de multiplicarse más aún en caso de una devaluación como la que proponen sus economistas.
Marci fue votado por docentes de todas partes del país. Aún cuando su gestión en la Ciudad llevó al achicamiento de la educación pública y a un crecimiento de la educación privada. Aún cuando el candidato expresó su preocupación por la apertura de más de una decena de nuevas universidades a lo largo del territorio nacional con una racionalidad pedagógica digna de atención: “¿Qué es esto de universidades por todos lados? Obviamente, más cargos para nombrar.”
Macri fue votado por científicos. Aún cuando las propuestas económicas de sus asesores más conocidos fueron las que llevaron al desmantelamiento del aparato de investigación en los noventa. Aún cuando el propio candidato declarara (a pocas semanas del lanzamiento del primer satélite de comunicaciones argentino) que la inversión en investigación era un gasto inútil. Literalmente: “Hay mucho despilfarro. Nunca vi un gobierno que malgaste tanto los recursos. Hacen empresas tecnológicas que no hacen falta, se generan empresas satelitales que no funcionan...”
Macri fue votado por empresarios de la pequeña industria. Aún cuando sus economistas de cabecera vienen anunciando la necesidad de una súbita devaluación que encarecería el costo de los insumos importados aumentando el valor de los productos, lo que complicaría las ventas en el mercado interno en medio de una crisis internacional que tampoco haría viable la salida al mercado global. Aún cuando esos mismos economistas deslizan la posibilidad de una apertura irrestricta a las importaciones, lo cual también pondría en riesgo la capacidad de la industria nacional de competir contra precios mucho más bajos.
Macri fue votado por millones de trabajadores asalariados. Aún cuando sus economistas vienen anunciando una devaluación abrupta que licuaría el poder adquisitivo y un cese de paritarias que terminaría con la actualización anual de los salarios. Aún cuando su vicepresidenta acaba de declararse en contra de los subsidios que alivian el presupuesto de los trabajadores diciendo que “no podemos estar pagando la luz, el gas y hasta el transporte como lo estamos pagando.” Aún cuando Macri sea un vocero declarado del estáblishment empresarial, ante quienes ha dicho, hace poco más de un mes, que pondría su gabinete a disposición para acordar las políticas económicas. Aún cuando Macri haya sido quien, en los noventa, dejó una de las frases más profundamente dolorosas para un trabajador, una frase cargada de cinismo y de desprecio de clase: “Tenemos que encontrar un encuadramiento ético en el cual cada uno esté dispuesto a cobrar lo mínimo que le corresponde por lo que hace.”
Macri fue votado por comerciantes minoristas. Aún cuando su subsistencia se encuentra atada a la capacidad de consumo que se vería afectada por las políticas de ajuste salarial y enfriamiento de la economía que parecen sugerir los economistas del macrismo.
Macri fue votado por gente preocupada por la delincuencia y la inseguridad. Aún cuando las políticas económicas que proponen sus asesores van camino al achicamiento del mercado interno, al cierre de fábricas, a los despidos y a la desocupación y marginación que están en la raíz del problema de la inseguridad.
Macri fue votado por buena parte de la clase media que sufrió el corralito. Aún cuando lo acompañan muchos de los políticos y economistas involucrados en las políticas de ajuste y endeudamiento que llevó a cabo la Alianza y que terminaron en el propio corralito. Aún cuando es el propio Cavallo el que apoya las medidas que seguirá su nuevo gobierno: “Lo veo a Macri trabajando bien, tiene muy buenas propuestas, el mejor equipo y es una buena alternativa.”
Macri fue votado por gente que cree en la defensa de la soberanía nacional. Aún cuando sus economistas propongan la vuelta al FMI y la aceptación ciega de los marcos regulatorios de otras jurisdicciones, como ocurrió tras la detención de la Fragata Libertad, o tras el fallo del juez Griesa, momento en que Macri alertó que había que pagar a los Fondos Buitres o crecería el desempleo (que en realidad terminó disminuyendo).
Macri fue votado por ex combatientes de Malvinas y mucha gente que desea ver las islas finalmente recuperadas del colonialismo británico. Aún cuando el referente de política exterior del macrismo anticipó que se desmontaría la Secretaría de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas por considerarla innecesaria, y se propondría un acercamiento más amigable al Reino Unido, donde el conflicto por las Malvinas saliera del primer plano.
Macri fue votado por gente que cree en la importancia de los derechos humanos. Aún cuando él haya tildado a estas políticas de “curro”, y a los juicios contra torturadores y asesinos de “revanchismo.”
Macri fue votado por gente beneficiada por las políticas de inclusión del kirchnerismo que el macrismo no apoyó, como la recuperación de las AFJP, la Asignación Universal por Hijo y las leyes de matrimonio igualitario, de igualdad de género y de fertilización asistida.
Toda esta gente con todos estos intereses contrapuestos a las políticas declamadas por Macri han aceptado cederle su voto. Ahora queda entender por qué, y cómo se resolverán estas contradicciones al interior del voto macrista una vez que se inicie su mandato.
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