Skip to main content

Un encuentro de gigantes

"En su trabajo Contribución a la historia de la Liga de los Comunistas, dice Federico Engels: 'En Mánchester, me había dado yo de bruces contra el hecho de que los fenómenos económicos, que hasta ahora no desempeñan ningún papel o solamente un papel desdeñable en la historiografía, constituyen una potencia histórica decisiva, por lo menos en la historia moderna; de que forman la base sobre la que surgen las actuales contradicciones de clase; y de que esta contradicciones de clase, en aquellos países en que han llegado a desarrollarse plenamente gracias a la gran industria, ... sirven, a su vez, de fundamento a la formación de los partidos políticos, a las luchas entre los partidos y, por consiguiente a toda la historia política. Marx no sólo había llegado a la misma concepción, sino que ya para entonces... [en 1844] la había generalizado en el sentido de que, en términos generales, no es el Estado el que condiciona y regula la sociedad civil, sino ésta la que condiciona y regula el Estado; de que, por tanto, la política y su historia deben explicarse partiendo de las relaciones económicas y de su desarrollo, y no a la inversa. Cuando, en el verano de 1844, visité a Marx en París, se puso de manifiesto nuestra total coincidencia en todos los campos teóricos, y de entonces data nuestra colaboración. Al reunirnos de nuevo en Bruselas en la primavera de 1845, ya Marx había desarrollado en sus lineamientos fundamentales, partiendo de los fundamentos más arriba señalados, su concepción materialista de la historia, y nos pusimos a elaborar en detalle y en las más diversas direcciones la nueva concepción que acababa de ser descubierta.'”
En el “Prólogo a la edición alemana,” de La ideología Alemana, de Marx y Engels (1974).


Comments

Lo más leído

El origen de lo ‘bueno’ y lo ‘malo’

E n su 'Genealogía de la Moral', Nietszche proponía la lúcida hipótesis de que las palabras de contenido moral fueron acuñadas por las clases poderosas como un modo de denominarse a sí mismas y de caracterizar sus acciones. Luego, tras la decadencia de esas clases dominantes, las palabras habrían quedado ligadas únicamente a valoraciones morales. Como la mayoría de los ejemplos que da Nietszche provienen del alemán, del inglés o del griego, me tomé el atrevimiento de investigar acerca del origen de los términos ‘bueno’ y ‘malo’ en el castellano. Tal vez mis conclusiones sean apresuradas dado mi escasa (está bien, mi nula) preparación filológica, pero por lo menos, he dado con algunas relaciones sugestivas. A saber: La palabra ‘bueno’ proviene del latín ‘bonus’, que, entre sus muchas acepciones incluye la de ‘rico’, ‘adinerado’. Así parece haber sido utilizada por Cicerón, en “Video bonorum urbem refertam” (“Veo que la ciudad está invadida de ricos” –o, forzando la literalidad...

Infant sorrow (traducción)

E l inclasificable William Blake escribió mucho sobre la infancia y la maternidad. Para el día de la madre, no encontré nada que me agradara más que volcar la traducción de uno de sus cantos de experiencia. Cierto es que el tono general de la poesía choca con el carácter festivo de la fecha. En este poema, es la desesperación lo que une al niño a su madre. Sin embargo, aunque oscuro y descorazonador, este poema como todos los de su serie oculta un ténue brillo de esperanza: la presencia de la madre promete amparo y serenidad. A ella le es otorgado el rol de guía y protectora en un mundo inevitablemente opresivo y desconsolador: LAMENTO DE NIÑO (de William Blake) Mi madre gimió, mi padre lloró, Sobre el peligroso mundo me abalancé. Indefenso, desnudo, chillando con desesperación Como un demonio agazapado en una nube. Forcejeando entre los brazos de mi padre, Riñendo con mis fajas ajustadas; Oprimido y agobiado, no hallé mejor consuelo Que hacer berrinche sobre ...

El perro triste (cuento)

T enía 17 años cuando tomé la decisión de escribir con asiduidad. De aquella época guardo en mi computadora una carpeta titulada Primera etapa , con un puñado de cuentos escritos entre 1993 y 1995, y que desde el 2000 a esta parte tenía prácticamente olvidados. Durante años, estos cuentos me avergonzaban por su ingenuidad; cuando los escribí, sin embargo, era otra persona y ya no los siento propios. Esto me permitió volver a ellos con menos prejuicios, y hoy creo que se merecen un mejor final que morir arrumbados en un disco rígido ya bastante repleto de cosas olvidadas. Así que decidí revisar toda esta serie -y disimular sus más claras imperfecciones- para publicarla en este blog. Se trata de unos diez cuentos vagamente entrelazados, y mi intención es publicar uno nuevo cada dos semanas, sin ningún orden definido. El primero es el que da nombre a la serie, que había llamado Cuentos de un perro triste. De modo que empecemos: EL PERRO TRISTE Nadie se había puesto de acuerdo en un nombre...