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Descubrir el cuerpo humano en medio de la revolución

Mayo de 1994, a meses del alzamiento zapatista. Manuel, miembro del Comité Clandestino Revolucionario Indígena:

“Aquí la situación no está muy avanzada. A lo más que llegamos, muchos años atrás, cuando yo era capitán, fue a tener clases de educación sexual que explicaran el cuerpo del hombre, el cuerpo de la mujer, cómo se generaba un embarazo, qué cosas ocurrían en sus cuerpos... Esto fue recibido con mucho entusiasmo por los hombres, y con mucha vergüenza por las mujeres. Los hombres aprendían cómo era el cuerpo de una mujer. Por ejemplo, este pueblo tiene una planta de energía que no funciona la mayor parte del tiempo. Unos meses atrás funcionó durante algunos días. Uno de los compañeros nos contó, con mucho entusiasmo, que por fin había podido ‘ver’ a su mujer. Nos dijo: “Por fin la vi completa.” Y tienen diez hijos. Había tenido diez hijos y todavía no conocía el cuerpo de su mujer. ¡No lo conocía! Hasta que hubo suministro eléctrico y se les ocurrió hacer el amor con las luces encendidas. Entonces sí, pudo ver todo lo que ocurría. Y nos contó todo como si hubiese sido la primera vez. Y ya tiene diez hijos -uno de 18, también un insurgente, miembro de una de las unidades de combate. Habíamos organizado esas clases para combatir las enfermedades que afligen a las mujeres, para que entendieran la importancia de la higiene. Es un problema para ellas. Los hombres no lo tienen en cuenta. Creen que cuando una compañera tiene una infección urinaria por la falta de higiene, por ejemplo, o cuando tienen el período, que solo son holgazanas, que no quieren trabajar. Necesitamos sensibilizar a los hombres para que entiendan que el cuerpo de una mujer es distinto al del hombre en muchos sentidos. Por eso habíamos organizado estas clases.”

Autonomedia (1994) ‘Chapter 11: The Consultations’. Zapatistas! Documents of the New Mexican Revolution.

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El perro triste (cuento)

T enía 17 años cuando tomé la decisión de escribir con asiduidad. De aquella época guardo en mi computadora una carpeta titulada Primera etapa , con un puñado de cuentos escritos entre 1993 y 1995, y que desde el 2000 a esta parte tenía prácticamente olvidados. Durante años, estos cuentos me avergonzaban por su ingenuidad; cuando los escribí, sin embargo, era otra persona y ya no los siento propios. Esto me permitió volver a ellos con menos prejuicios, y hoy creo que se merecen un mejor final que morir arrumbados en un disco rígido ya bastante repleto de cosas olvidadas. Así que decidí revisar toda esta serie -y disimular sus más claras imperfecciones- para publicarla en este blog. Se trata de unos diez cuentos vagamente entrelazados, y mi intención es publicar uno nuevo cada dos semanas, sin ningún orden definido. El primero es el que da nombre a la serie, que había llamado Cuentos de un perro triste. De modo que empecemos: EL PERRO TRISTE Nadie se había puesto de acuerdo en un nombre

El origen de lo ‘bueno’ y lo ‘malo’

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