Puede que me equivoque. No suelo ver Susana Giménez, de modo que puede que todo sea una mala interpretación mía. Lo que sé con seguridad es que ayer me molestó la innecesaria ostentación que tuvo lugar mientras la diva jugaba un bueno de truco con González Oro. Lo que percibí es mínimo, y quizá, para muchos, irrelevante. Pero a mí me molestó. Los dos conductores jugaban por plata. De 300 $, el negro dobló la apuesta a 600. Y cuando hubo de poner los billetes en la mesa, sacó sus dólares de la billetera. Parece ser que Susana había ganado ya un partido anterior. Cuando el negro Oro le dijo que tendría que haber donado la plata, ella aclaró que se la había quedado para ella. Lo propio haría él.
P ues acabo de enterarme, tarde, como es mi costumbre, que tras las últimas Navidades se publicó esta rara antología conducida por la gente de ZonaeReader, luego de un interesante concurso cuya particularidad consiste en que son los mismos usuarios de la plataforma, a través de un complejo mecanismo de participación y crítica, quienes eligen a los ganadores. Para mi sorpresa, el comentario crítico más recurrente que recibió mi relato 'Sin Palabras' fue que tenía las tildes mal puestas y que recurría demasiado a regionalismos. Claro, a muchos de estos lectores españoles no se les ocurrió pensar que escribía en argentino. Algo, confieso, que me hizo sentir particularmente orgulloso. Finalmente, mi cuento quedó sexto en una colección más que abultada. 'Sin Palabras' es un cuento viejo de ciencia ficción, de la época en que todavía escribía cuentos y ciencia ficción (y era mucho menos viejo). Es decir, de hace no menos de diez años. Abandonado durante casi una década debid
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Asimismo, concuerdo con tu opinión acerca de Radio 10. Aunque no lo encuentro contradictorio; la ambigüedad oportunista es uno de los rasgos característicos de la política. Para quien lo desea, seguramente es posible encontrar alguna razón que justifique los piquetes de los ricos y deslegitime los piquetes de los pobres. Después de todo, los ricos tienen mucho que perder; los pobres, nada más que sus vidas. Y, hay que ser honestos, hoy en día interesa más el dinero de los ricos que la vida de los pobres.
Uy, creo que me estoy desmoralizando de nuevo...
Con respecto a la película, reconozco que nunca me había interesado por verla; hasta ahora por supuesto. De modo que ya mismo la estoy agregando a mi lista.
Un abrazo.