(...) El revisionismo histórico, esa orientación nacional y popular de interpretación historiográfica que confronta al liberalismo autoritario, elitista, porteñista y antipopular de la historia oficial que siempre nos enseñaron y contaron, la que escribió la oligarquía librecambista del puerto al final de las guerras civiles que no podían perder pues disponían de los ingresos de la Aduana y el apoyo de Gran Bretaña y de la entonces poderosa masonería internacional. (O'Donell, La celebración de la otra Historia, en Tiempo Argentino)
E n su 'Genealogía de la Moral', Nietszche proponía la lúcida hipótesis de que las palabras de contenido moral fueron acuñadas por las clases poderosas como un modo de denominarse a sí mismas y de caracterizar sus acciones. Luego, tras la decadencia de esas clases dominantes, las palabras habrían quedado ligadas únicamente a valoraciones morales. Como la mayoría de los ejemplos que da Nietszche provienen del alemán, del inglés o del griego, me tomé el atrevimiento de investigar acerca del origen de los términos ‘bueno’ y ‘malo’ en el castellano. Tal vez mis conclusiones sean apresuradas dado mi escasa (está bien, mi nula) preparación filológica, pero por lo menos, he dado con algunas relaciones sugestivas. A saber: La palabra ‘bueno’ proviene del latín ‘bonus’, que, entre sus muchas acepciones incluye la de ‘rico’, ‘adinerado’. Así parece haber sido utilizada por Cicerón, en “Video bonorum urbem refertam” (“Veo que la ciudad está invadida de ricos” –o, forzando la literalidad...
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