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Pensamientos usurpados: Qué queda cuando mueren las certezas

"Se nos suele decir que no solo ha muerto Dios, sino también el sujeto. Y tal vez ningún sujeto esté tan moribundo como aquel sujeto particular a quien alguna vez llamamos autor. Se llegó a decir incluso, con elocuencia autodestructiva, que el hombre mismo (o por lo menos el Hombre) había muerto para la historia. Todas estas muertes son métodos melodramáticos de formular el final de una misma cosa: la vieja convicción de que el sujeto individual es el hogar de la certeza, ya sea que este sujeto se llame Dios, el alma, el autor, o... yo mismo. Bakhtin también sospecha de las defensas desbocadas de la subjetividad; rechaza su mistificación quizá como ningún otro. Y ataca estas declaraciones de raíz en el ser mismo, razón por la cual el ‘ser’ para él no puede ser un constructo autosuficiente.

No es posible enfatizar todo lo necesario que para Bakhtin el ‘ser’ es dialógico, una relación. Y debido a que se trata de una relación tan fundamental, el diálogo puede ayudarnos a entender cómo funcionan otras relaciones, aun (o particularmente) aquellas que inquietan a los ya rigurosos, ya desenfadados nuevos estoicos, que tanto se ocupan de la muerte del sujeto: relaciones como las del significado/significante, texto/contexto, sistema/historia, retórica/lenguaje y habla/escritura."

Michael Holoquist (2002) Dialogism: Bakhtin and his World.

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El perro triste (cuento)

T enía 17 años cuando tomé la decisión de escribir con asiduidad. De aquella época guardo en mi computadora una carpeta titulada Primera etapa , con un puñado de cuentos escritos entre 1993 y 1995, y que desde el 2000 a esta parte tenía prácticamente olvidados. Durante años, estos cuentos me avergonzaban por su ingenuidad; cuando los escribí, sin embargo, era otra persona y ya no los siento propios. Esto me permitió volver a ellos con menos prejuicios, y hoy creo que se merecen un mejor final que morir arrumbados en un disco rígido ya bastante repleto de cosas olvidadas. Así que decidí revisar toda esta serie -y disimular sus más claras imperfecciones- para publicarla en este blog. Se trata de unos diez cuentos vagamente entrelazados, y mi intención es publicar uno nuevo cada dos semanas, sin ningún orden definido. El primero es el que da nombre a la serie, que había llamado Cuentos de un perro triste. De modo que empecemos: EL PERRO TRISTE Nadie se había puesto de acuerdo en un nombre

El origen de lo ‘bueno’ y lo ‘malo’

E n su 'Genealogía de la Moral', Nietszche proponía la lúcida hipótesis de que las palabras de contenido moral fueron acuñadas por las clases poderosas como un modo de denominarse a sí mismas y de caracterizar sus acciones. Luego, tras la decadencia de esas clases dominantes, las palabras habrían quedado ligadas únicamente a valoraciones morales. Como la mayoría de los ejemplos que da Nietszche provienen del alemán, del inglés o del griego, me tomé el atrevimiento de investigar acerca del origen de los términos ‘bueno’ y ‘malo’ en el castellano. Tal vez mis conclusiones sean apresuradas dado mi escasa (está bien, mi nula) preparación filológica, pero por lo menos, he dado con algunas relaciones sugestivas. A saber: La palabra ‘bueno’ proviene del latín ‘bonus’, que, entre sus muchas acepciones incluye la de ‘rico’, ‘adinerado’. Así parece haber sido utilizada por Cicerón, en “Video bonorum urbem refertam” (“Veo que la ciudad está invadida de ricos” –o, forzando la literalidad