"Tanto la democracia, con su lema de 'igualdad de todos los ciudadanos ante la ley', como el libertarismo, con su 'derecho del hombre sobre su propia persona', naufragaron ante las realidades de la economía capitalista. Mientras millones de seres humanos en cada país se vean obligados a vender su fuerza de trabajo a una pequeña minoría de propietarios, y a hundirse en la más terrible de las miserias si no hallan un comprador, la llamada 'igualdad ante la ley' continuará sin ser más que una farsa piadosa, puesto que las leyes son hechas por quienes se encuentran en posesión de la riqueza social. Del mismo modo no puede hablarse de 'derecho sobre la propia persona', porque este derecho se acaba cuando uno debe someterse al dictamen económico de algún otro para no morirse de hambre."
Rudolf Rocker (1939/1989) Anarcho-Syndicalism.
E n su 'Genealogía de la Moral', Nietszche proponía la lúcida hipótesis de que las palabras de contenido moral fueron acuñadas por las clases poderosas como un modo de denominarse a sí mismas y de caracterizar sus acciones. Luego, tras la decadencia de esas clases dominantes, las palabras habrían quedado ligadas únicamente a valoraciones morales. Como la mayoría de los ejemplos que da Nietszche provienen del alemán, del inglés o del griego, me tomé el atrevimiento de investigar acerca del origen de los términos ‘bueno’ y ‘malo’ en el castellano. Tal vez mis conclusiones sean apresuradas dado mi escasa (está bien, mi nula) preparación filológica, pero por lo menos, he dado con algunas relaciones sugestivas. A saber: La palabra ‘bueno’ proviene del latín ‘bonus’, que, entre sus muchas acepciones incluye la de ‘rico’, ‘adinerado’. Así parece haber sido utilizada por Cicerón, en “Video bonorum urbem refertam” (“Veo que la ciudad está invadida de ricos” –o, forzando la literalidad...
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