L o que se juega en este proceso electoral es algo bien distinto de lo que se pondrá en juego a partir de mañana, ya sea Javier Milei o Sergio Massa quien se instituya como presidente electo. Durante el último tramo de esta campaña, el progresismo ha venido caracterizando a este ballotage (y con razón) como un enfrentamiento entre "democracia o dictadura". En realidad, esta dicotomía pone el ojo sobre la orientación social del próximo gobierno, más que sobre el acto eleccionario en sí. Lo que intento decir es que esta tensión, más o menos presente en el imaginario de los votantes que se arriman hoy a las urnas, no es exactamente lo que se pone en juego hoy. La orientación social del próximo gobierno se definirá a partir de mañana, si no el mismo 10 de diciembre, en los pasillos del poder, en las cámaras de representantes, en los comunicados y las presiones corportativas, y en las calles, con una población mobilizada (o no). Esta es una historia que todavía está por escribirs
S iempre me sentí guionista. Por diversas razones, hacia fines de 2017 me encontraba distanciado de muchos de mis colegas dibujantes. Volví a dibujar, lentamente y sin presiones. Antes de eso tan solo había encarado el dibujo de algunos cómics cortos o páginas suelas. Pronto me di cuenta de que no me sentía nada incómodo con el lápiz en la mano, y me propuse dibujar yo mismo un guión que había quedado sin dibujante recientemente y por el que tenía mucho, mucho aprecio. Pero antes tenía que ejercitarme. Me impuse como entrenamiento dos cómics largos de 60 páginas cada uno, dos viejos guiones que podía arruinar a gusto sin sentir culpa por ello. El primero fue El Refugio , que me demandó un año completo. Fair Play fue el segundo, que me llevó bastante menos. Lo dibujé entre 2019 y 2020, y lo publiqué aquel último año en Faneo . La historia, sin embargo, comienza bastante más atrás en el tiempo, en el lejano 2013. Aquel año conocí a Nikhel, un mangaka colombiano increíble interesado por